
la razón
o
la fuerza
El mes de la patria se le llama en Chile a mayo. El momento de honrar a los héroes que han permitido que hoy cada chilenito pueda vivir en democracia y sentirse orgulloso por ser ciudadano de unos de los países más desarrollados del tercer mundo latino americano.
Aún no termina el mes y miles de personas han salido a las calles todas las semanas para gritarle a sus gobernantes que con eso de la patria, los héroes y la democracia no se come. ¿Será el hambre que se está comiendo a Chile, agitándolo, enrabiándolo?
Día del discurso presidencial. Michelle Bachelet superó su tercera Cuenta Pública sobre el estado político y administrativo de
Una ponencia opaca, tristona. “Entera luser”, diría mi suspicaz sobrinita.

Los peruanos le “dieron la dura” a los chilenos, como me explica riendo mi sobrina mientras hace sus tareas y me dice que ella “no está ni ahí con comprar el cuento de que se debe recordar como uno de los ejemplos de valor y amor a la patria más destacados de nuestra historia”, tal como aparece en su libro escolar.
Después de dar el discurso la “presi” debe salir corriendo del Congreso Nacional y llegar al otro lado del puerto para cuadrarse solemnemente ante el desfile de uniformados de las instituciones encargadas de velar por la patria; ósea, marinos, pacos, milicos, etc. Harta bota lustrada y harto despliegue de fanfarronería, de armamentos y medallas, de palitos imaginarios en el culito patrio para marchar derechitos hacia los designios de este nuevo concepto de democracia sudaca que estamos recién empezando a conceptualizar.
Mientras tan solemnes actos ocurrían en la mitad de ambos escenarios una mil quinientas personas marchaban hacia el Congreso para gritarle a los políticos la célebre frase que el capitán Pratt gritase a sus tiritones tripulantes, antes de ser enviado al patio de los callados: “Muchachos la contienda es desigual”.
Siempre ha sido desigual y lo seguirá siendo mientras los mismos apellidos de abolengo chilensis se sigan llevando el pedazo de torta más grande. Si al menos dejaran un decente pedacito para nosotros los de a pie capaz que cuele, pero las migajas… con las migajas nadie puede muchachos.
Así es que como era día de mostrarse habrán dicho estos señores feudales : que no se note pobreza, que corran airosos de Santiago a Valparaíso mil quinientos representantes más de la fuerza pública para acallar los suspiros de los histéricos esclavos de la patria. ¿Mil quinientos pacos más?, con todo el contingente que ya habían desplegado por la ciudad, !oh my gosh¡
El aniquilamiento fue casi inmediato. Un minuto después que la humilde cifra de ciudadanos intentando hacer oír sus gritos de descontento traspasaran las barreras impuestas el poderío de ese que llaman estado democrático se hizo presente en las llovidas calles de Valparaíso. El estreno de nuevos gases tóxicos, cincuenta detenidos, un fotógrafo a punto de perder un ojo por un lumazo policial, los güanacos lanza aguas devolviéndole sus excrementos al pueblo cagado, el populacho llorando, corriendo, gritando, cayendo… siempre cayendo. Nunca llegarán arriba, no en este Chile, no en esta “patria”, ni en esta “democracia”, por que no escuchan, porque no existen.





1 comentario:
exelente .
bueno .
asi se hace
marcia ana
felipe gamboa
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